Siempre hay viento en nuestras canciones


La naturaleza como protagonista de la canción  

por Carlos Gámez

Árticulo sobre Serrat y otros miembros de la Nova Canço

Nos lo ha de decir la voz temblorosa
y triste de un campanario.

Un golpe de luz y el grito de una garza
que ha despertado con hambre y busca
por entre trigos y avenas
cualquier cosa para llenar el buche.

Joan Manuel Serrat, Canción de madrugada, 1967

Cuando en la primavera de 1967 Joan Manuel Serrat saltó a las listas de éxitos con Canción de madrugada, además de la novedad de ver un tema en catalán a los primeros lugares de los hit-parade, la composición aportaba un ingrediente, que si no totalmente innovador, al menos sí que era poco frecuente en la música pop de la época: la llamada naturalista ahora como protagonista destacado del cancionero popular.

En unos momentos en que la sociedad española descubría los brazos seductores de la sociedad de consumo, el cantante fijaba su mirada en un mundo rural, alejado y ajeno del nuevo paraíso electrodomésticos que proyectaba una rampante televisión en blanco y negro.

Serrat hacía una vibrante defensa y proclama de arraigo en el paisaje catalán y mediterráneo, del que ya había dado primicias a propósito de aquel «mar tan nuestro que viene a besarme el rostro» que enunciaba en la canción Ahora que tengo veinte años , su primer manifiesto biológico.

A lo largo de su obra literaria y musical, junto a temáticas como las amorosas o de carácter social, sobresaldrá en la lírica serratiana la naturaleza experimentada desde diferentes miradores y contenidos. Desde la observación reflexiva a la alerta ecológica, desde el paisaje botánico-con una lista abundante de las diferentes especies arbóreas, como olivos, robles, encinas, pinos, palmeras, etc. – En el observatorio ornitológico poblado por gaviotas, vencejos, palomas, gorriones, o halcones, entre otros especímenes, o el canto a bichos más domesticadas como el gallo carneriano o el perro, vagabundo y libertario.

Todo un decálogo de intenciones expresivas con la naturaleza como protagonista que acabará erigiéndose como uno de los motivos más persistentes en la obra de Serrat y distinguiéndola estilísticamente de otros cancioneros de autor.

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