Serrat y los demás



Serrat fue uno de los primeros Jutges, y llevaba actuando y grabando con ellos desde antes del año 65 en catalán. Dicen que al cantar en castellano fue cuando obtuvo el éxito: esto no es verdad del todo; en realidad obtuvo un gran éxito con su tema “Cançó de matinada” en todo el país, llegando a ser la canción más popular de aquel año. Un año después grabaría su primeros temas en castellano y su primer LP, aunque fuera bajo el nombre impuesto de Juan Manuel Serrat, y fue entonces cuando consiguió un éxito mayor: participó en algunos festivales de la canción, y finalmente, Eurovisión. No obstante, su cambio al castellano fue muy mal visto por parte de compañeros y paisanos, y, siguiendo su versión, cuando se paró a escuchar a la gente de su tierra decidió “no ir” al festival. El veto que a raíz de ahí le imponen y que le duraría unos cuantos años no empañó su éxito popular.

Entre los efectos negativos que tuvo la aceptación comercial estaba, por ejemplo, el ser considerado por compañeros y por parte de un público más intelectual, como poco comprometidos. Agrava esta visión el hecho de que el mayor porcentajes de temas de alguno de sus discos eran baladas de amor, aunque muchas de ellas revelaban nuevas formas de relacionarse, o incluso se tratase de temas de amor solidario: es decir, apoyar la lucha en el amor de dos (de esto ya hablaremos). El componente político existía, el problema es que estamos hablando de gente más proclives a contar historias y narrar la cotidianidad de lo que veían antes que a hacer grandes himnos, con lo que ese componente político aparecía o como soterrado o como fundamento de un tema y no como tema en sí.

Por otra parte, lo positivo que tuvo la aceptación de al menos estos cinco cantantes, entre otros, fueron varias cosas que superan a las negativas. En primer lugar, gracias a ellos, los poemas de aquellos poetas prohibidos llegaron al gran público: Serrat consigue que Antonio Machado desbancara a la canción del verano y los éxitos del pop. Aunque luego, cantantes más convencionales, desconozco con qué intención, intentaran repetirlo. En segundo lugar, tomando como referente a Serrat de nuevo, gracias a algunos de ellos, una canción en uno de los idiomas del país que no fuera el castellano podía triunfar y lograr que toda la nación cantara en catalán, como fue este caso. Pero de nuevo existe otro peligro: que se pusiera de moda; esto no le llegó a pasar al catalán, pero sí al gallego, gracias al éxito del cantante Andrés do Barro (no obstante, no pertenecía al género de cantantes disconformes): cantar en gallego se puso tan de moda que hasta Julio Iglesias lo hizo, y, más tarde, Juan Pardo.

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